¿Cuántas veces hemos dicho que una imagen vale más
que mil palabras? Es tanta la información que nos llega a través de una
imagen, que su poder para transmitir mensajes es inmenso.
Este fin de semana pasado, estuve visitando el
Palacio de la Granja de San Ildefonso y hoy me gustaría compartir con vosotros
la siguiente imagen que me llamó especialmente la atención:
Retrato de Felipe V e Isabel de Farnesio, por Louis-Michel Van Loo (año 1743) |
En un primer golpe de vista podríamos determinar cual de los dos tiene más poder.
Ella está en una posición más centrada, su expresión
erguida, mirada al frente. Él, queda más ladeado, y parece que pasa casi a un
segundo plano. Se muestra encorvado, medio cabizbajo y no mira al frente, sino
que la contempla a ella. Si nos fijamos
un poquito más, podemos observar que a la izquierda de la señora hay una corona.
Queda totalmente arropada, tanto por el señor como por el resto de
elementos.
El peso del retrato claramente recae sobre ella ¿verdad?
Sin embargo, cuando nos desvelan la identidad de los personajes… Son el rey
Felipe V y su segunda mujer, la reina consorte Isabel de Farnesio.
El retrato, con la posición de los personajes y la
colocación del resto de elementos nos desvela quién era realmente quien ostentaba el poder…
Se decía que el rey Felipe V padecía la enfermedad
de la melancolía. Era un señor depresivo, que poco a poco fue aislándose y
reduciendo su círculo. La reina Isabel era la que realmente ostentaba el poder.
Fue una mujer muy inteligente y de gran temperamento. Rasgos que se pueden
apreciar en la expresión y posición corporal con la que se nos presenta en el
cuadro. Fue una reina autoritaria que tuvo mucha influencia en la corte y fue
clave en el ámbito político. Su ambición logró colocar a sus hijos en los tronos
europeos.
En el siguiente cuadro, el peso de la reina se ve
aun más claro. El eje de la composición lo marca ella, y todo sucede a su
alrededor.
Retrato de la Familia de Felipe V Isabel de Farnesio, por Louis-Michel Van Loo |
Según cuenta María José Rubio, en su libro Reinas de
España, “Isabel de Farnesio ama y ejerce el poder con cualidades de hombre.
Prefiere rodearse de ministros y discutir de política que ser acompañada por
damas, camareras y favoritas en tertulia femenina. Posee carácter de matriarca,
que ejerce en el gobierno de una familia numerosa, formada por su esposo y seis
infantes. Todos dependen de ella y la adoran. Su contemporáneo Federico II de
Prusia la define como una de las más grandes reinas de Europa de su tiempo,
dedicando curiosos calificativos a su compleja personalidad: “Fiereza
espartana, obstinación inglesa, fineza italiana y vivacidad francesa””.
¡Las
imágenes nos hablan! Sólo hay que detenerse y mirar…
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