lunes, 21 de octubre de 2013

Los Símbolos de la Corona, por María Gómez


Hoy, como cada lunes, se emite la serie Isabel y María Gómez, profesora de la Escuela Internacional de Protocolo, ha publicado varios post en el Aula de protocolo analizando los símbolos de la Corona que podemos ver reflejados en la serie. Os dejo con un resumen de sus post pero sin duda os recomiendo su completa lectura ya que aportan mucha información:

La serie Isabel y la utilización de los símbolos del poder real

El trono o silla regia, símbolo usado principalmente en actos ceremoniales que se desarrollan en el interior y están marcados por un importante tinte institucional, tales como juramentos, reuniones de Cortes, recepciones o audiencias reales. Solía colocarse en un lugar destacado, que asegurase una posición preeminente del monarca respecto al resto de asistentes, y se elevaba por encima del nivel del suelo gracias a un estrado, que se acondicionaba con almohadas o cojines y se cubría con alfombras. Asimismo se cubría el respaldo y el dosel, quedando perfectamente delimitado el espacio del monarca, a ambos lados, y por estricto orden de precedencias, se situaban los distintos personajes de la corte.

 

El pendón real (como el que vemos alzarse en la torre tras la firma de la concordia de Segovia, o los que se alzan en distintas torres cuando la reina dice "alzad pendones por mí") es el símbolo institucional del poder real y de la institución monárquica, expresa el contenido permanente de la realeza y del reino, a la vez que medio simbólico que plasma un concepto de comunidad política por encima de la individualidad del monarca.

 

Un objeto que hasta finales del siglo XIV se utilizó como exclusivamente religioso fue el palio (lo vemos en la entrada de Fernando el Católico en Segovia), cuya finalidad era la de acoger el Santo Sacramento en las procesiones solemnes. Sin embargo, y a partir del siglo XV, pasó a convertirse en un símbolo político en todos los reinos de Occidente, desarrollando un papel muy importante en las entradas reales. De uso exclusivo del monarca, le era proporcionado por las autoridades urbanas. El armazón era sostenido por una serie de barras que llevaban los regidores de la ciudad, y estaba cubierto de ricos paños en los que se bordaban las armas reales.

 

Otra de las insignias de la realeza muy importantes era el sello real, con el que se garantizaba la originalidad del documento que lo incorporaba, además de mostrar el poder de quien los utilizaba.

 

El sello es la señal o signo de tipo personal y representativo utilizado desde tiempos remotos con el fin de resaltar la propia autoridad.

Entre los símbolos del poder real, tiene gran importancia el vestido, ya que se trata de un modo muy visual de representar la preeminencia en los actos ceremoniales. En las entradas reales, los concejos se encargaban de procurar un vestuario adecuado a sus regidores, y no dudaban en utilizar vestidos de terciopelo negro, además de intentar que los ropajes de los espectadores no desentonaran, con el fin de asegurar la máxima espectacularidad en la celebración.

 

Donde más se hacía notar el valor comunicativo del vestuario era en los actos ceremoniales de las exequias reales y la entronización.

La corona, símbolo de expresión de la continuidad del poder real, “destinada por la divinidad al monarca preelectus, en razón de la cual se considera a Deo Coronato por mediación de los obispos […] lo que comporta la conversión del rey en santo” (García Pelayo, 1968) , cuya misión es garantizar la salvación. Este aspecto religioso lo vemos reflejado en la apariencia física de la corona, que incorpora conceptos que aluden a la sacralidad del poder del monarca (Delgado Valero, 1994).

 

Otro objeto muy característico en la iconografía ceremonial de los monarcas es el cetro, cuya funcionalidad se engloba dentro de una perspectiva jurídica, jugando un importante papel en ceremonias de juramentos políticos.

 

También es parte importante en los actos de juramento de los príncipes herederos, donde es “el objeto simbólico que se entregue al futuro monarca como expresión de su nueva condición como sucesor al trono”. Es asimismo uno de los elementos simbólicos “más característicos de la representación iconográfica de los monarcas en actitud ceremonial”, alude al rey como legítimo continuador de una dinastía, Nieto Soria (1993).

 

En los siguientes enlaces podréis acceder a los post completos de María Gómez:











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