miércoles, 23 de octubre de 2013

Me visto y comunico, un artículo de Ángela Paloma Martín


El pasado día 15 de octubre, El País publicó un artículo de Ángela Paloma Martín, sobre cuestiones de comunicación relacionadas con el vestir y por consiguiente con la imagen.

Es fundamental tener en cuenta que cuando elegimos una prenda, un color, estamos comunicando. En el siguiente artículo se dan unas pinceladas de sobre tipo de comunicación no verbal que estoy segura os va a gustar.





“Te reciben según te presentas. Te despiden según te comportas”. Quevedo.

Ese “despedir”, en el caso de las mujeres en política, podría significar aquellos comentarios negativos que nacen después de ver el atuendo de algunas dirigentes. Este estudio demuestra que la mujer en política se enfrenta más que a un mensaje en un discurso o un acto. Los criterios de valoración de las mujeres siempre serán más que los del hombre por el mero hecho de su vestimenta. La variedad de ropa es innegable frente a la del hombre. Y eso siempre conduce a una segunda lectura para los medios de comunicación. Sin embargo, el vestir puede resultar a veces la primera lectura en la mente de un ciudadano.

Toda persona comunica, su ropa comunica, sus formas comunican, su mensaje comunica. Pero si el vestir destaca frente a los mensajes y frente a su discurso, el titular estará garantizado. Eso es algo que ha pasado con Angela Merkel o con Kirchener. Pero que también puede pasar con el botón del traje de un hombre en un Sesión de Control. Sin embargo, ciertamente la mujer está más expuesta por la variedad: siempre habrá quién se fije en una falda (corta o larga), en una blusa (transparente o no), o en un escote (demasiado arriesgado, o no). Según el experto en protocolo José Antonio de Urbina, nuestra imagen ante los demás consta de tres elementos básicos: lo que ven de nosotros los demás, lo que oyen los demás, y lo que sienten y piensan los demás al vernos y al oírnos.

Cuando vimos a Kirchner con sus leggings, a Merkel con su escote, a Michelle Obama en deportivas, o cuando vemos a Soraya Sáenz de Santamaría en las ruedas de prensa tras el Consejo de Ministros con tal variedad de peinados, ¿qué pensamos? ¿qué sentimos? Una vez más, se trata de percepciones. El vestir bien tan sólo significa adecuarse al lugar donde uno vaya a interactuar, conocer el objetivo de “estar”, conocer y tener claro el mensaje que se quiere transmitir, a quiénes hay que dirigirse y cómo hay que hacerlo. Nada más. El equipo de estas políticas entienden el concepto, lo conocen y lo miden. Han sido noticia y, probablemente, hayan conseguido su objetivo.

Cuando ellas se visten, comunican. Como las mujeres de negro. Mujeres y políticas que visten de negro. Pero…¿qué significa el negro? En política, el negro está asociado a la elegancia, pero también este color transmite negatividad, pena, tristeza o luto. Cuando una política española viste de negro puede transmitir elegancia, pero si el contexto es de crisis y desafección posiblemente lo que proyecte sea un mensaje en negativo. De negro ha vestido Santamaría, Ana Botella, Carme Chacón y Trinidad Jiménez. Destacar que Chacón y Jiménez vistieron de negro cuando cedieron sus carteras a los nuevos ministros. ¿Coincidencia? Simbólicamente estaban de luto, dejaban sus cargos después de que el PSOE sufriera una derrota electoral inevitable.

Sin embargo, el color negro también significa protección, de ahí que posiblemente sea utilizado por los políticos del PP desde que ostentaron el cargo para dar esa nueva imagen paternal a la que aludía George Lakoff en su libro Don’t think of an Elephant. Y el negro también es silencio y orden, dos palabras propias del marco conceptual del Ejecutivo español. O a Merkel. Aunque a Merkel en su campaña electoral pocas veces haya sido vista “de negro”.



Foto y artículo: El País







 

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