He querido empezar la semana analizando unas fotografías un tanto
desafortunadas. A principios de la semana pasada, los distintos medios de
comunicación españoles daban la noticia del acto al que acudía el Príncipe
Carlos con su esposa, la Duquesa de Cornualles por el 150 aniversario del metro
de Londres, posiblemente uno de los iconos de la ciudad en la actualidad. Para
ello, el matrimonio realizó un breve trayecto de unos 3 minutos en una de las líneas
del el metro más antiguo del mundo.
Estas son las principales fotografías que han trascendido del momento:
Es posible, que en este tipo de actos, el objetivo “indiscreto” capte
momentos muy puntuales que aporten un determinado significado, que puede o no
ajustarse del todo a la realidad, por ser gestos fácilmente mal interpretados o
sacados de contexto.
Las dos fotografías me han impactado por la fuerza de su lenguaje corporal.
En ambas instantáneas, el Príncipe Carlos parece estar asustado, inseguro e
incómodo mientras hace uso del transporte público, transporte que millones de
personas utiliza a diario. En la primera fotografía concretamente, se muestra
encogido, agarrotado, con una expresión facial que muestra su incomodidad y
disgusto (mirada de reojo que acompaña a la rigidez corporal), la dirección de
la pierna izquierda indica la dirección que su cabeza desearía tomar, en este caso,
salir de donde está. Los puños cerrados, apoyados sobre las piernas refuerzan
la percepción de su incomodidad.
La segunda fotografía, capta una situación en la que mira de reojo a un
lado, mientras sus manos se entrecruzan, parece que para abrocharse el abrigo.
Parece estar en alerta, preparándose para un posible “ataque”.
Si a estas imágenes le acompaña un mensaje que dice que el Príncipe Carlos
no toma el metro desde hace 1986, ¿cuál puede ser el resultado final? Pues nada
positivo.
Si este acto pretendía acercar al heredero a su pueblo, las fotografías lo
alejan por completo.
Por ello, es fundamental tener conciencia del poder que tiene una imagen, para
intentar minimizar al máximo este tipo de situaciones, que pueden o no estar
sacadas de contexto, pero que sí pueden tener una importante repercusión en el
logro de los objetivos marcados para este determinado acto y en el resultado
final de este, que además incidirán directamente en la percepción global de la
imagen, en este caso tanto de el Príncipe como directamente de la Casa de Su
Majestad.
Todos los poros de nuestra piel comunican, ¡y mucho! No seamos sólo conscientes
de lo que decimos, prestemos especialmente atención a lo que comunicamos.
¡Os deseo una muy feliz semana!
Fotos: El Mundo
FantAstico. Divino. Gracias.
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias Yelena!
EliminarUn saludo ;-)))