Según el diccionario
de la Real Academia Española, el origen de la palabra viene del rey de Tebas,
Anfitrión, que se caracterizaba por sus espectaculares banquetes, y se utiliza
para “la persona o entidad que recibe en su país o en su sede habitual a
invitados o visitantes” o también para la “persona que tiene invitados a su
mesa o a su casa”.
Por lo tanto, el
anfitrión es la figura esencial de cualquier acto, ya que es quien lo organiza
(él o en su nombre un tercero o equipo), por lo tanto es quien sabe el motivo
por el cual se organiza, a quién se desea invitar, hora y lugar más idóneos.
Obligaciones del
ANFITRIÓN:
- Responsable máximo del acto.
- Debe recibir a sus invitados. En función del número de invitados y en
función de si estos tienen rango o no, el anfitrión puede apoyarse en un
miembro de su equipo o en una persona de confianza para que reciba en su nombre
a una parte de los invitados (se establecerán criterios en función del
tipo de acto, del rango de los invitados y objetivos para cada caso).
- Deberá propiciar que sus invitados se conozcan, a través de
presentaciones (sobre todo en un ámbito social), o en el caso de actos
oficiales, a través de las líneas de saludo, donde el anfitrión tiene la
oportunidad de presentar su equipo a la máxima autoridad que acuda a presidir el acto.
- Transmitir el mensaje a sus invitados (ofrecer un discurso).
- Estar pendiente y atender a sus
invitados durante la ejecución del acto.
- Despedir a sus invitados, agradeciendo siempre la asistencia.
En definitiva, el
ANFITRIÓN deberá hacer todo lo necesario para la comodidad y satisfacción de
sus invitados, promoviendo así la consecución de los objetivos marcados para
cada momento.
Fotos: Nutriguía
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