viernes, 12 de abril de 2013

Duelo de damas


Duelo de damas
 
El siguiente artículo “Los secretos de la relación entre la reina de Inglaterra y Margaret Thatcher”  publicado en Perfil.com y recuperado por Comer, Viajar, Amar, hace un pequeño repaso a los momentos protagonizados por la Dama de Hierro, única mujer que llegó a ser Primera Ministra británica.

Este artículo que por su enfoque y capacidad de síntesis, nos muestra la esencia de lady Thatcher, y su relación con “la otra” dama de Inglaterra.
 

Durante 11 años, Gran Bretaña, una de las potencias más grandes del planeta, fue gobernada por dos mujeres: Isabel II, la reina, y su primera ministra, Margaret Thatcher. La primera, reina por derecho propio, vivía rodeada de pompa. La segunda, pomposa como una reina, era hija de un humilde comerciante.

Una cumplió 60 años en el trono británica, y la segunda falleció, a los 87, tras varios años de enfermedad en el Hotel Ritz de Londres. Juntas condujeron el país a través de una de las más graves crisis militares de fines del siglo XX, la Guerra de las Islas Malvinas, pero nunca existió precisamente afinidad y deferencia entre ellas, las mujeres más poderosas del planeta.

En los 80, la reina y su premier no quedaron afuera del programa satírico de televisión “Spitting Image”. Una de las escenas que la propia reina encontró muy graciosas mostraba un títere que personificaba a Thatcher, demasiado maquillada, con su nariz puntiaguda. Hablaba con un muñeco que representaba a la reina, vestida con un saco viejo y un pañuelo atado a la corona: “Al menos yo no voy por ahí luciendo ridículos sombreros”. A lo que la reina retrucaba: “Pero… ¡a que te gustaría!”.

Así fueron las relaciones entre la “Dama de Hierro” y la “Reina de los Diamantes”: cordiales, educadas, pero muy, muy distantes. Isabel II no llegó a tener con Thatcher la calidez y amistad que tuvo con Winston Churchill, que la guió en sus primeros pasos como reina, hace 60 años. Uno de los problemas era que la reina prefería a los hombres, y la competencia entre ellas pudo llegar a ser implacable. Otro problema lo explicó el príncipe Carlos: “Thatcher era demasiado imponente”.

El tiempo hizo que la reina quedara muy desencantada con las medidas conservadoras de la primera ministra, pero no pudo hacer nada más que transmitir de vez en cuando sus inquietudes a los jefes de Estado de las naciones de la Commonwealth, asociadas a Gran Bretaña. Los expertos en monarquía británica aseguran que las dos mujeres nunca estuvieron de acuerdo en algo.

“Su Majestad no estaba de acuerdo con la política de Thatcher. La consideraba un peligro”, explica el ex primer ministro australiano Robert Hawke. Pensaba que las reformas modernistas en el ámbito social podría afectar la continuidad de la monarquía. Margaret decidía sola sus propios asuntos, sin consultar a la reina, y evitaba visitar el palacio siempre que le fuera posible

En las reuniones que mantenía con la reina, Thatcher quería dirigir el curso de la charla en forma imperiosa, imitaba los modismos de la reina y se refería a sí misma como “nos”, en lugar de “yo”, un trato permitido a la realeza. El escritor Anthony Bampson llegó a decir que en las reuniones la reina era “simple y directa” mientras Thatcher “parece que ella es la reina”.

Por otra parte, la reina no se privaba de sus pequeñas venganzas. Disfrutaba imitando a Thatcher en privado, y su esposo la ridiculizaba: le decía “la hija del verdulero”. En 1983, cuando la ‘Dama de Hierro’ fue a rendirle cuentas de una situación importante (la invasión estadounidense de Granada), Isabel II no le ofreció el asiento, y “Maggie” tuvo que quedarse de pie.

Tres años después, el ‘Times’ reveló escandalosamente las críticas de la reina hacia la ‘premier’: deploraba la “falta de compasión de Thatcher por los pobres” y los “estragos irremediables” causados por la manera en manejó ciertos temas de importancia, como una huelga de mineros. Las relaciones de Thatcher con príncipe Carlos fueron peores, especialmente porque ella rehusó todo tipo de negociaciones con Argentina tras el regreso a la democracia, y por no prestar más atención al desempleo juvenil.

Sobre la Guerra de las Malvinas, sin duda el momento más candente del paso de Thatcher por Downing Street, se sabe poco y nada. La clasificación de documentos de Estado permanece vigente, por lo que falta tiempo para poder saber qué se dijo durante las reuniones que mantuvieron Thatcher y la reina. Puede decirse, sin embargo, que ambas estuvieron muy de acuerdo en que la guerra fue contra una dictadura.



Una de las pocas ocasiones en que Isabel II incluyó la palabra “democracia” en alguno de sus discursos fue para hablar de la guerra de 1982: “La Guerra de las Malvinas fue luchada por las fuerzas británicas a favor de la democracia y la libertad”, afirmó agregando que la batalla serviría “para mirar hacia adelante a un próspero futuro, con una vida en libertad y gobernados por aquellos a quienes hayan elegido”.






Foto: Comer, Viajar, Amar.

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